La actividad física en la mediana edad parece proteger contra el deterioro mental que aboca a la persona a la demencia en la vejez, según un estudio reciente. Entre los participantes del estudio, los que realizaban ejercicio físico por lo menos dos veces por semana durante el tiempo libre tenían un menor riesgo de demencia que los que eran menos activos. Aunque se observaron estos efectos protectores en toda la muestra de población estudiada, independientemente de su sexo o de factores de riesgo genéticos, dichos efectos protectores fueron particularmente marcados en las personas con sobrepeso u obesas.
La acción protectora no se debe a factores alternativos, que ya han sido tenidos en cuenta en el estudio, como por ejemplo la procedencia socioeconómica, la edad, el sexo, los factores de riesgo genéticos, o el estado general de salud.
Además, los resultados obtenidos por el equipo de Anna-Maija Tolppanen, de la Universidad de Finlandia Oriental, indican que volverse más activo físicamente una vez transcurrida la mediana edad, aún puede ayudar a reducir un poco el riesgo el demencia.
La edad promedio de los sujetos de estudio al inicio de la investigación y del seguimiento posterior que han aportado los datos con los que se ha trabajado en el nuevo estudio, fue de 50 años.
En investigaciones anteriores, se han sugerido varios factores de riesgo para la demencia, modificables mediante la conducta. Pero concretar mucho más el grado de influencia de cada factor y de la interacción entre ellos es esencial para poder definir adecuadamente las medidas preventivas aplicables a los grupos de mayor riesgo.
En el nuevo estudio también han trabajado Alina Solomon, Jenni Kulmala, Ingemar Kåreholt, Tiia Ngandu, Minna Rusanen, Tiina Laatikainen, Hilkka Soininen, y Miia Kivipelto.
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