España tiembla de nuevo. Los pequeños terremotos producidos en la zona del Ebro vuelven a poner de actualidad el riesgo sísmico en la Península Ibérica.
El ministro de Industria, José Manuel Soria, aclaró que desde el 5 de septiembre se han producido 368 movimientos en la zona de Castor, 12 de ellos perceptibles por población y uno de ellos alcanzó los 4,2 grados. Ante esto, lo más prudente fue paralizar las inyecciones de gas en el almacén, dejar de molestar al gigante dormido bajo nuestros pies.
La España sísmica
A pesar de que no se puede comparar la actividad sísmica de la Península Ibérica con la de otras áreas de planeta como Japón, California o Irán, es cierto que existe un «riesgo sísmico relativamente importante en la región mediterránea», según considera el Colegio de Geólogos.
Lorca vivió en mayo de 2011, una de las páginas más negras de su historia. Dos sacudidas de 4,4 y 5,1 grados en la escala Richter dejaron ocho víctimas mortales bajo cascotes y escombros. Pero a pesar de la gravedad de las consecuencias este temblor no es lo que los sismólogos llaman un «gran terremoto», de magnitud 9 o 10 grados en su epicentro, según la escala Richter.
El catálogo sísmico del Instituto Geográfico Nacional nos demuestra que como media, desde el año 300 A.C., se han producido uno de estos grandes terremotos cada 100 o cada 150 años en nuestro territorio. Los registros dan fe de verdaderas catástrofes humanas. Uno de ellos se pudo sentir en Granada en el año 1884, causando entre 750 y 900 víctimas mortales, según los registros de la época.
Otra de las zonas calientes de la Península Ibérica está en Portugal. En el año 1775, se originó un temblor de magnitud de 8,6 con epicentro en Lisboa. Sus efectos pudieron sentirse en prácticamente toda la Península Ibérica. Al terremoto le siguió un enorme tsunami que afectó a la costa lusa, alcanzando también el litoral de Cádiz.
Fracturas
Las fracturas de la placa terrestre se llaman fallas y a aquellas que han registrado movimiento en un tiempo reciente se las considera activas. La Península Ibérica está junto al límite de lasplacas litosféricas, la de Eurasia y la africana. Ambas, se estánaproximando lentamente desde hace miles de años y están dos centímetros más cerca cada año. En base a este movimiento, se generan áreas especialmente sensibles en nuestro territorio. El foco más importante se encuentra en el área sudeste de la Península, abarcando Andalucia -con especial incidencia en Granada- y Murcia. También existe riesgo en el Pirineo o en zonas más estables y lejanas a la falla, como Galicia.
El proyecto Castor se sitúa junto a la falla de Amposta, activa y con capacidad de generar seísmos de hasta 7,1 grados en la escala Richter en un lapso de 53,000 años, según datos del Instituto Geológico. Este organismo indica además que esta fractura mide unos 51 kilómetros de largo por 15 de ancho.
Sin embargo, el director del Castor, Recaredo del Potro, descarta que esta gran falla se haya movido por influencia de la mano humana y relaciona los microseismos con el posible movimiento de una"pequeña falla colateral que no estaba muy controlada" y que, según ha afirmado, "no puede provocar terremotos grandes".
Un riesgo inadvertido
Una media de 10.000 personas mueren cada año en todo el mundo a causa de los terremotos. En España se estima que las perdidas provocadas por su efecto podrían alcanzar los 510 millones de euros hasta el año 2016.
"La experiencia histórica y el contexto geológico nos dan certeza sobre futuros seísmos en España", de hecho "la falta de grandes terremotos de este siglo no constituye una norma general" explican desde el Colegio de Geólogos. "Excepto en el siglo XVIII,siempre se han producido entre 1 y 3 terremotos de al menos 9 grados de magnitud en la escala Richter por cada periodo de 100 años.
A pesar de ello, "no existe una conciencia en la población ni entre las autoridades de esta realidad". En general, vivimos ajenos a aquello que ocurre bajo nuestros pies.
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