Algunas de las más famosas pinturas rupestres podrían ser en realidad obra de mujeres. Esta es la conclusión de un nuevo estudio, en el que un investigador comparó las siluetas de las 32 huellas encontradas junto a pinturas rupestres de 12.500 a 40.000 años de antigüedad en el sur de Francia y norte de España, como la cántabra de El Castillo.
Muchas de esas manos inmortalizadas, posiblemente una de las primeras formas de la firma de un artista, son pequeñas, lo que ha llevado a algunos científicos a inferir que el arte fue pintado por los varones adolescentes. Pero el nuevo trabajo, publicado en la revistaAmerican Antiquity y del que se hace eco la web de Science, concluye que 24 de las manos pertenecían a mujeres, por la longitud de la propia mano y de los dedos, así como por las proporciones entre el dedo índice, el anular y el meñique.
De las ocho huellas restantes, solo tres representan las manos de hombres adultos y el resto son de varones adolescentes. Según el investigador, es probable que cada una de las manos estarcidas en las paredes de la cueva perteneciera al artista, no a un modelo. Por un lado, las cuevas son generalmente pequeñas, por lo que dos personas probablemente habrían tenido problemas para encajar en un espacio tan reducido. Además, más de tres cuartas partes de las manos que aparecen son la izquierda, que es la más probable que estampe un artista diestro.
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