Crear las primeras obras de arte rupestre fue uno de los cambios en la conducta de los humanos primitivos que más marcaron su transición desde lo que podríamos definir como bestias hacia lo que podríamos definir como personas.
Debido a que bastantes de esas obras de arte rupestre representan escenas de caza, se ha venido asumiendo que fueron creadas por hombres, al atribuírseles históricamente a estos una mayor actividad como cazadores que a las mujeres, y por tanto, se ha dado por supuesto que las huellas de palmas de manos que acompañan con bastante frecuencia a esas obras de arte rupestre fueron dejadas mayormente por hombres. Las huellas de manos más pequeñas se han venido atribuyendo a varones adolescentes.
Sin embargo, una investigación realizada recientemente por el antropólogo Dean Snow, de la Universidad Estatal de Pensilvania, en University Park, Estados Unidos, pone en duda esa autoría.
La clave de este estudio ha sido una técnica relativamente nueva para deducir el sexo de una persona solo por detalles anatómicos de sus manos. Snow se familiarizó con dicha técnica a partir del trabajo de John Manning, un biólogo británico que unos diez años atrás intentó servirse de las proporciones entre las medidas de dedos y de otras partes de la mano para determinar el sexo y otros rasgos de la persona. Snow se preguntó si sería factible aplicar este método para analizar las huellas de palmas de las manos dejadas en obras de arte rupestre de yacimientos prehistóricos humanos en España y Francia, dos naciones con algunos de los ejemplos más antiguos e impresionantes de arte rupestre.
Cuando Snow contempló una imagen de una huella de palma de mano en un libro sobre arte del Paleolítico Superior, se dio cuenta de que correspondía a una mano femenina. Una observación somera a otras cinco imágenes le permitió establecer que dos tercios de las huellas examinadas fueron dejadas por mujeres.Por desgracia, muchas fotografías de arte rupestre carecen de indicaciones precisas de tamaño, lo que hace difícil determinar los tamaños relativos de los rasgos de la mano para inferir el sexo de la persona que dejó la huella. Snow visitó diversas cuevas con arte rupestre y analizó también algunas imágenes de huellas de manos prehistóricas que sí cuentan con datos sobre tamaños. El antropólogo reunió además fotos detalladas de manos de personas actuales con ascendencia europea y mediterránea.
Debido a que bastantes de esas obras de arte rupestre representan escenas de caza, se ha venido asumiendo que fueron creadas por hombres, al atribuírseles históricamente a estos una mayor actividad como cazadores que a las mujeres, y por tanto, se ha dado por supuesto que las huellas de palmas de manos que acompañan con bastante frecuencia a esas obras de arte rupestre fueron dejadas mayormente por hombres. Las huellas de manos más pequeñas se han venido atribuyendo a varones adolescentes.
Sin embargo, una investigación realizada recientemente por el antropólogo Dean Snow, de la Universidad Estatal de Pensilvania, en University Park, Estados Unidos, pone en duda esa autoría.
La clave de este estudio ha sido una técnica relativamente nueva para deducir el sexo de una persona solo por detalles anatómicos de sus manos. Snow se familiarizó con dicha técnica a partir del trabajo de John Manning, un biólogo británico que unos diez años atrás intentó servirse de las proporciones entre las medidas de dedos y de otras partes de la mano para determinar el sexo y otros rasgos de la persona. Snow se preguntó si sería factible aplicar este método para analizar las huellas de palmas de las manos dejadas en obras de arte rupestre de yacimientos prehistóricos humanos en España y Francia, dos naciones con algunos de los ejemplos más antiguos e impresionantes de arte rupestre.
Cuando Snow contempló una imagen de una huella de palma de mano en un libro sobre arte del Paleolítico Superior, se dio cuenta de que correspondía a una mano femenina. Una observación somera a otras cinco imágenes le permitió establecer que dos tercios de las huellas examinadas fueron dejadas por mujeres.Por desgracia, muchas fotografías de arte rupestre carecen de indicaciones precisas de tamaño, lo que hace difícil determinar los tamaños relativos de los rasgos de la mano para inferir el sexo de la persona que dejó la huella. Snow visitó diversas cuevas con arte rupestre y analizó también algunas imágenes de huellas de manos prehistóricas que sí cuentan con datos sobre tamaños. El antropólogo reunió además fotos detalladas de manos de personas actuales con ascendencia europea y mediterránea.
El análisis detallado de toda la información reunida ofrece conclusiones llamativas y reveladoras: Solo el 10 por ciento de las huellas prehistóricas de palmas de manos en paredes de cuevas españolas y francesas fueron dejadas por hombres adultos. El 15 por ciento fueron dejadas por varones adolescentes. Y nada menos que el 75 por ciento restante corresponde a mujeres. El hallazgo lleva a plantearse que muy probablemente el resto de obras de arte rupestre que no consisten en estos "autorretratos parciales" fueron también creadas en su mayor parte por mujeres. Aunque esto constituye una sorpresa debido al fuerte arraigo tradicional de esa idea de que los autores típicos del arte rupestre eran hombres, no resulta extraño, ya que encaja con la idea antropológica cada vez más aceptada de que en la prehistoria la mujer poseía una destreza manual mucho mayor que la del hombre y que eso tuvo consecuencias importantes. En ese sentido, es más probable que la primera hacha de sílex no la construyera un hombre sino una mujer.
http://noticiasdelaciencia.com/not/8587/el_arte_rupestre___masculino_o_femenino_/
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