Se ha descubierto que un vigoroso proceso de mezcla, el cual tiene lugar en el aire justo encima de grandes hendiduras en masas de hielo ártico que exponen el agua de mar al frío aire polar, bombea mercurio atmosférico a la superficie. Este proceso puede causar que una cantidad mayor de este elemento tóxico, bien conocido por los daños que ha causado como agente contaminante, entre en la cadena alimentaria, donde puede afectar negativamente la salud de los peces y de los animales que los consumen, incluyendo al Ser Humano.
Casi todo el mercurio atmosférico que se encuentra en el Ártico es transportado hacia allí en forma gaseosa desde fuentes que se encuentran alejadas mucho más al sur.
Durante una expedición de la NASA, el equipo de científicos que ha hecho el detallado análisis posterior de datos y el hallazgo, midió las concentraciones de mercurio cerca del nivel de la superficie y observó un aumento de dichas concentraciones después de que en las masas de hielo marino frente a la costa de Barrow en Alaska se abrieran fisuras que dieron lugar a canales abiertos de agua de mar.
La reacción de bombeo del mercurio se produce porque el agua expuesta en uno de esos canales formados por el resquebrajamiento en las placas de hielo es mucho más cálida que el aire que está encima. Debido a esa diferencia de temperaturas, el aire sobre el canal se agita de manera similar a como lo hace el aire sobre una olla de agua hirviendo. El proceso de mezcla de las masas de aire es tan fuerte, que desencadena una secuencia de efectos que, entre otras cosas, empuja al mercurio de una capa más alta de la atmósfera hacia la capa más baja, la que está en contacto con el agua. El proceso de mezcla, a veces claramente visible a simple vista por la densa humareda blanca de vapor que se alza de esos canales, se extiende hacia arriba en la atmósfera hasta una altura de unos 400 metros (alrededor de un cuarto de milla). Se cree que a esta altura es donde ocurre el fenómeno del bombeo del mercurio.
Cada vez aparecen más canales de este tipo en el Océano Ártico a medida que el cambio climático reduce su cubierta de hielo marino.
La investigación la ha realizado el equipo de Chris Moore y Daniel Obrist del DRI (Desert Research Institute) en Reno, Nevada, y Son Nghiem del JPL (Jet Propulsion Laboratory, o Laboratorio de Propulsión a Chorro) de la NASA en Pasadena, California, ambas instituciones en Estados Unidos.
http://noticiasdelaciencia.com/not/9451/calentamiento_global_y_contaminacion_por_mercurio/
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