El tomate aguanta en la mata hasta el último momento. Al igual que la naranja en el naranjo y el limón en el limonero. Por no hablar de las acelgas, las espinacas, los brócolis, los apios, los hinojos, las lechugas romanas, las escarolas o las rúculas. Todo eso, por increíble que parezca, se sigue cultivando por estas fechas a cielo abierto y en ese espacio privilegiado que es la huerta valenciana. Desde Museros por el norte, a Torrente por el sur y Liria por el oeste, los valencianos han podido degustar hasta ahora lo mejor de su tierra gracias a En Mitja Fanecá, la tienda on-line de verdura y fruta ecológica de kilómetro cero.
De esa experiencia templada (desde el este) por el Mediterráneo ha brotado ahora El Tomate Tranquilo, con la idea de "compartir los productos de la huerta valenciana, recién recolectados, con otras zonas climáticas más desfavorecidas", en palabras de Pere López, 43 años, el "padre" de la idea.
Hasta cualquier punto de España -de Madrid a Barcelona, de A Coruña a Cádiz- los productos ecológicos de la huerta llegan al plato en 24 horas (algo más si se trata de un pueblo). En transporte refrigerado y con la garantía de origen. Sin intermediarios y con la tierra aún reciente.
"Hacemos algo tan moderno y novedoso como cultivar verduras con el sabor y el olor de hace cincuenta años", asegura Pere López, ingeniero técnico agrícola, con larga experiencia como "viverista", haciendo hincapié en el contraste: la rapidez de la entrega y la lentitud de todo lo que viene antes.
"Tranquilidad y buenos alimentos"... El viejo dicho, puesto al día con la filosofía Slow Food, está detrás del origen del nombre. Disfruta de la vida, hazlo con calma, tómatelo con tranquilidad... Y de ahí al tomate tranquilo (con referencia lejana a Quilapayún, que cantaba aquello de "qué culpa tiene el tomate de estar tranquilo").
Apuesta por la lentitud y lo ecológico
"El nombre es nuestra declaración de intenciones", recalca Pere. "Queremos que las cosas crezcan a su ritmo, sin aceleradores externos, madurando en la planta y sin forzar los procesos. En dos palabras: productos tranquilos. Nada que ver con la verdura y la fruta que compramos en los supermercados, que se recolecta en verde, sin madurar, para que aguante los larguísimos trámites del suministro".
El Tomate Tranquilo rompe pues una lanza por la lentitud y por lo ecológico, sin olvidarnos de otros valores que expiraron hace tiempo y que vuelven a brotar ahora, en tiempos de crisis...
"Las condiciones de mercado han llevado a la agricultura valenciana a una situación insostenible en lo económico, en lo ambiental y en lo social", sostiene Pere. "Por un lado, es necesario apostar por nuestros productores, si queremos que nuestros hijos puedan trabajar y vivir aquí. Y por otro, hay que intentar cambiar las reglas: vender productos de calidad, en sus punto óptimos y eliminar costes de intermediación. Y hay que pensar también en el beneficio social, más allá del puro beneficio económico".
A lo que aspira Pere López es a "poner en marcha dinámicas que puedan cambiar el futuro de la Huerta", con un sistema más eficiente, directo y profesional, que sea al mismo tiempo atractivo para una nueva generación de agricultores orientados hacia lo ecológico. Su visión coincide con la impulsada por otro apasionado de la huerta valenciana, el arquitecto paisajista Josep Tamarit, a quien ya conocimos en este mismo espacio con 2T_Huerting.
El valor añadido del Tomate Tranquilo, según Pere López, está en elcontacto directo con el pequeño agricultor, que recolecta prácticamente en el día y a la carta... "Los productos más demandados son tal vez los cítricos, por el mercado ya establecido de naranjas "on line". Pero nuestro fuerte es sin duda la verdura de hoja, que se recolecta de madrugada y con el transporte refrigerado puede llegar al plato en el mismo día".
El transporte refrigerado se hace a través de Integra2, una empresa de paquetería que desde la recogida hasta su entrega mantiene el envío entre 5 y 8 grados, sin llegar nunca a congelarlo. El coste del transporte a cualquier parte de España le sale al cliente por menos de 5 euros. Una cesta "light", pensada para dos personas durante toda la semana (alcachofas, brocolis, espinaca, coliflor, acelgas y lechuga romana u hoja de roble) sale por menos de 20 euros.
Le preguntamos a Pere por quienes pertenecen a una cooperativa de consumo o a una iniciativa de agricultura sostenida por la comunidad (CSA), y también por quienes anteponen lo local a lo ecológico... "Somos conscientes de que la distancia es un factor que puede jugar en nuestra contra, pero es que tenemos un gran producto y queremos ofrecerlo a otras comunidades que no pueden cultivar en esta época del año por sus condiciones climáticas".
"Además, nuestro canal de comercialización es cortísimo, ya que nosotros los sacamos del campo, los procesamos y lo enviamos. Cualquier verdura ecológica que se pueda comprar en Madrid en invierno tiene seguramente una huella de carbono superior a la nuestra".
Más de un centenar de clientes de los lugares más dispares de nuestra geografía se han abonado ya a la tranquilidad del tomate "cherry", incluso en invierno, arropado esta temporada por la col china, la col rizada, la col lisa, la lombarda, el pak-choi o el manojo de zanahoria con hojas. Estamos además, por si no lo sabían, en plena semana de la alcachofa, valenciana y tranquila... ¡A depurarse tocan!
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