Las supercomputadoras, esas máquinas colosales en tamaño y en potencia, capaces de lograr en horas resultados que de otro modo exigirían décadas de trabajo o que incluso serían imposibles, poseen un halo popular de misterio e inaccesibilidad alimentado por el cine y la literatura de ciencia-ficción, pero la labor que realizan tiene hoy en día consecuencias en innumerables ámbitos de nuestra vida cotidiana.
En la guerra de la humanidad contra las enfermedades más letales, las supercomputadoras han logrado avances decisivos en la localización de puntos débiles en microbios, la búsqueda de fórmulas químicas para nuevos medicamentos, el análisis biofísico de las fuerzas que gobiernan los movimientos de los glóbulos rojos de la sangre, y hasta el estudio de la red neuronal del cerebro.
Detrás de muchos progresos recientes en química, mecánica, electrónica, aeronáutica, e ingeniería en general, también hay supercomputadoras. En otros campos, su labor se perfila de igual modo como una vía prometedora de avance.
Impulsar la supercomputación es por tanto una necesidad imperiosa. Y no solo a fin de salvar vidas humanas cuando se trabaja a contrarreloj para hallar cura a enfermedades mortales, sino también por los beneficios derivados de idear productos y métodos de fabricación más competitivos; invertir hoy en supercomputación puede conducir mañana a ganancias económicas varias veces superiores a la cantidad invertida.
En España, donde no han faltado personajes históricos relevantes en el campo de la computación, como por ejemplo Leonardo Torres Quevedo, un pionero que hizo aportaciones destacadas a este campo entre fines del siglo XIX y principios del XX, se vienen dedicando esfuerzos meritorios a la supercomputación. Una muestra de ello es todo lo conseguido por el proyecto Consolider Ingenio 2010 "Supercomputación y eCiencia" (SyeC), de cuyos principales resultados científicos se ha presentado recientemente un resumen, en un acto a cargo del director del BSC-CNS (Barcelona Supercomputing Center - Centro Nacional de Supercomputación), Mateo Valero, y en el que también intervino la secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, Carmen Vela. Asimismo, se presentó un espectacular video, que ofrecemos al final de este artículo, acerca de algunos de los proyectos científicos enmarcados en SyeC, y también ilustrando lo mucho que puede darle la supercomputación a la humanidad. En este vídeo, se describen diferentes proyectos de investigación de varias áreas científicas en las que la supercomputación es una herramienta clave. Simulaciones que nos permiten ver la ciencia como no la habíamos visto hasta ahora, junto con las explicaciones de los principales investigadores involucrados en los proyectos, son el eje central de este audiovisual, que muestra de forma amena y fascinante el impacto de la supercomputación en la ciencia y en nuestra vida cotidiana.
Las supercomputadoras son fundamentales para el avance de la ciencia, tal y como demuestra lo que se ha conseguido con el SyeC, que sitúa a España en una posición internacional destacada en materia de supercomputación. Con esta finalidad, la Secretaría de Estado de I+D+i financió con 5 millones de euros el proyecto.
Desde 2007 hasta 2013, este proyecto, coordinado por el BSC-CNS, ha contado con la participación de 21 grupos de investigación españoles y un total de 350 científicos. SyeC ha permitido situar a España en una posición privilegiada en el ámbito de la supercomputación a escala europea y, además, aplicar los resultados obtenidos al sector industrial. Gracias a la financiación recibida, se han logrado diversos objetivos: contratar 104 investigadores, publicar en prestigiosos medios científicos, formar a 61 doctores y participar en más de 60 proyectos internacionales; un volumen de actividad demasiado grande como para poder detallarlo en un solo artículo periodístico.
En el ámbito de cooperación (a menudo el cauce más provechoso para la labor científica), la asistencia a casi 1000 conferencias y seminarios ha permitido establecer colaboraciones con grupos de investigación internacionales y también con empresas, que han sido uno de los pilares de esta iniciativa. Hay que destacar la firma de convenios de colaboración con empresas como IBM, Nvidia, Intel, Iberdrola o Repsol.
España es miembro de la mayor iniciativa de supercomputación a escala internacional, PRACE (Partnership for Advanced Computing in Europe), a la que investigadores españoles han destinado 437 millones de horas de cálculo en supercomputadores europeos.
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