sábado, 1 de febrero de 2014

Bacterias y cáncer: una historia de coevolución

La Helicobacter pylori es una bacteria que coloniza la mucosa gástrica en casi la mitad de la población humana, ocasionando inflamaciones y, en un porcentaje bajo de pacientes, cáncer estomacal, la segunda causa de muerte por cáncer. Como no existe una correlación entre la prevalencia de las infecciones de H pilory y la incidencia de cáncer, otros factores deben estar en juego.

En un estudio publicado en el PNAS, se postula que uno de esos factores podría ser una interacción de los ancestros, tanto del patógeno como del huésped: los pacientes infectados con cepas de H pilory que son de un origen diferente al de su grupo racial, sufren la enfermedad de forma más severa.

La investigación se desarrolló en el departamento de Nariño, en Colombia, en dos poblaciones separadas por tan solo 200 kilómetros. Una de ellas, Túquerres se encuentra en lo alto de la cordillera de los Andes, y Tumaco, en la costa del mar Pacífico. Los habitantes de Túquerres son esencialmente de origen amerindio y los de Tumaco de origen africano. La incidencia de cáncer gástrico en Túquerres es 25 veces más alta que la de Tumaco. Esta discrepancia ha constituido un serio interrogante para los investigadores del cáncer gástrico.

Para desarrollar el estudio, Pelayo Correa, de origen colombiano y uno de los pioneros en la investigación del cáncer gástrico en el mundo, junto con la bióloga molecular Bárbara Schneider y sus colegas de la Universidad de Vanderbilt contaron con la colaboración de pacientes que, durante procedimientos de colonoscopias, decidieron donar muestras para el estudio. Las muestras fueron remitidas al laboratorio de Schneider donde su equipo cultivó y analizó las bacterias.

Aunque todas las Helicobacter Pilory mostraron evidencia de múltiples ancestros, las bacterias de los habitantes de Tumaco, con una baja incidencia de cáncer estomacal, tuvieron un perfil dominado por sus ancestros africanos, igual que sus hospederos. Los de Túquerres tuvieron bacterias con una relación más cercana con la H pilory del sur de Europa, no de origen amerindio, por lo tanto posiblemente llevada por los españoles en la Conquista, de origen más reciente y por ello "nueva" en su repertorio bacteriano.

Estos resultados sugieren una historia evolutiva compartida de humanos y bacterias, uno de cuyos resultados puede ser una relación huésped-patógeno menos virulenta, en el caso de los habitantes de Tumaco. En África la incidencia de cáncer gástrico es muy baja, a pesar de una alta tasa de infección con la Helicobacter.

“Es fascinante”, dice uno de los investigadores. “Si se tienen cepas africanas infectando individuos con ancestros africanos, el daño no es tan grave, mientras que si cepas de origen africano infectan a los individuos de origen amerindio en las montañas, eso sí que causa daño, y es cuando se tienen más lesiones precancerosas. Pareciera que si usted ha coevolucionado con sus cepas, tendrá menos y menos virulencia”.

Observando con más detalle las relaciones entre pacientes individuales y sus infecciones con H pilory, se puede postular que mientras más amerindios los ancestros en una población y más componentes africanos en su cepa de H pilory, mayor probabilidad de que la persona sufra lesiones gástricas severas.

La interacción entre los ancestros del individuo y los ancestros de la bacteria que  infecta a dicho individuo, puede resultar en un efecto cinco veces más infecciosa que el de una toxina reconocida como el factor más virulento en el proceso del cáncer gástrico.

Por supuesto que hay otros factores a considerar, como la presencia de parásitos no dañinos que regulan respuestas inflamatorias o niveles de hierro y, la dieta. El consumo de alimentos cocidos con leña y que absorben el efecto nocivo del humo, el consumo de habas (una leguminosa) que contiene un factor que promueve la división celular, han sido señalados como posibles gatillos que incrementan la incidencia de cáncer gástrico en la población que habita los andes de Nariño. Sin embargo no ha sido posible demostrarlo en el laboratorio

Como ya es sabido, nuestra flora bacteriana, esa que supera de lejos en número al de todas las células del cuerpo, tiene un papel importantísimo en regular el equilibrio entre salud y enfermedad. A medida que las barreras geográficas se vuelven más difusas, el intercambio de algunas bacterias puede ocasionar desequilibrios y abrirle la puerta a infecciones, y en el caso que nos ocupa, al cáncer. Razón de más para integrar el estudio del microbioma a los otros que se desarrollan en grupos humanos de alto riesgo.

Esta historia de la Helicobacter cada vez se vuelve más y más interesante y más y más compleja, lo que hace necesarios más estudios  para desenrollarla por completo.

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